La Venganza del Jefe de la Mafia
Adaeze's Corner
—Sal de mi oficina, Fremantle —me sacó de mi estado de aturdimiento, y sintiendo mis mejillas enrojecer debido a las lágrimas no derramadas, la vergüenza y la ira acumulada, recogí mi vestido y mis bragas y luego me giré para irme.
—Ponte el vestido, Fremantle.
—No puedes ser el único en disfrutar de mi cuerpo desnudo, señor Castile. Soy generosa, así que creo que todos deberían tener su parte —dije y luego salí de su oficina.
Él no me detuvo.
Pero cinco pasos después, escuché su voz por el ...
—Ponte el vestido, Fremantle.
—No puedes ser el único en disfrutar de mi cuerpo desnudo, señor Castile. Soy generosa, así que creo que todos deberían tener su parte —dije y luego salí de su oficina.
Él no me detuvo.
Pero cinco pasos después, escuché su voz por el ...