Felicidad del Ángel
Dripping Creativity
«Aléjate, aléjate de mí, aléjate», gritaba una y otra vez. No dejaba de gritar aunque parecía que se había quedado sin cosas para tirar. Zane estaba más que un poco interesado en saber exactamente qué estaba pasando. Pero no podía concentrarse con la mujer haciendo alboroto.
«¡Cállate, carajo!» le gritó. Ella se quedó en silencio y él vio que las lágrimas comenzaban a llenarle los ojos, le temblaban los labios. Oh, carajo, pensó. Como la mayoría de los hombres, una mujer llorando lo asustó muchí...
«¡Cállate, carajo!» le gritó. Ella se quedó en silencio y él vio que las lágrimas comenzaban a llenarle los ojos, le temblaban los labios. Oh, carajo, pensó. Como la mayoría de los hombres, una mujer llorando lo asustó muchí...