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Capítulo 127

Tan pronto como las palabras salieron de mis labios, los dedos de Mabel se clavaron en mi brazo, y las garras heladas de su magia se aferraron a mí instantáneamente. El frío inundó mis sentidos, quemando y doliendo mientras drenaba la poca fuerza que me quedaba.

—Mabel, ¿necesito recordarte que est...