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Capítulo 49: Domingo me marcó

Avery

Su beso era hambriento, exigente, silenciando mis dudas con la fuerza de su deseo. Sus manos se enredaron en mi cabello, sosteniéndome cerca mientras su lengua trazaba la línea de mis labios, exigiendo entrada.

Me abrí a él instintivamente, un pequeño gemido escapó de mi garganta cuando su l...