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Capítulo 39

Me revolví en mi cama.

Cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro—esos ojos grises tormentosos salpicados de oro, la intensidad de su mirada recorriendo mi cuerpo en ese ridículo vestido rojo con lentejuelas.

El recuerdo solo enviaba calor por mis venas—la humedad empapando mis bragas, el dolor...