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Capítulo 255

Lydia me arrancó el teléfono de las manos tan violentamente que casi perdí el equilibrio.

—¡Mamá! —chilló en el dispositivo, su voz atravesando la casa segura temporal como el aullido de una banshee—. ¿Qué demonios quieres decir con que tenemos que quedarnos en este lugar maldito otro día? ¡Dijiste...