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Capítulo 149

El aire frío de la noche me azotaba, enfriando mi piel a pesar del calor de mis lágrimas. Estaba en el balcón de la Torre Luna Plateada, mis manos aferradas a la barandilla tan fuerte que mis nudillos se volvieron blancos.

Respira. Solo respira, me ordené, pero mis pulmones se negaban a cooperar....