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Capítulo 143

—¡Mierda!—gritó, abriendo los ojos de golpe cuando el látigo conectó con su pecho.

Sostenía el vibrador contra su coño mientras usaba el látigo en sus pechos, alternando entre el derecho y el izquierdo. Como esperaba, no tardó mucho.

—Por favor, señor, ¿puedo correrme?—preguntó.

—No—dije, alejando...