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Capítulo 12

Cuando el auto se detuvo, la puerta se abrió y me sacaron a la fuerza. Me lanzó sobre su hombro y siguió caminando.

—¡Asher, bájame de una maldita vez ahora!

—No, es hora de que entiendas —dijo.

—¡Tú, MALDITO LOCO, DESQUICIADO Y ACOSADOR!

—Si escucho otra palabra de ti, te pondré un mordaza —dijo...