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Introduction
Maritza era una mujer de trabajo, acostumbra a costearse sus gastos, aún vivía con su madre una mujer de avanzada edad con una enfermedad terminal sumado a esto una hermana pequeña que sufría de esquizofrenia, tenía 3 años trabajando para las empresas Duncan, era la secretaria del CEO Max Duncan, alias el diablo, un hombre arrogante, impulsivo, una fiera en los negocios y según la prensa un picaflor aunque esto último ella lo dudaba hasta que un día él le pidió ir a su oficina.
-Martiza, quiero que sepas que no eres de mi gusto, pero haces bien tu trabajo confió en ti es por eso que te voy a proponer un trato.
-Usted dirá señor-Contesto con respeto aunque por dentro quiero sacarle los ojos.
-Necesito que te cases conmigo, debemos fingir una relación, aunque sea difícil de creer, todos conocen mis gustos, no me fijaría en un cuervo.
Todo lo que salía por la boca de Max eran insultos para Maritza, quien estaba perdiendo la paciencia, apretaba sus manos con furia, no aguantaría más.
-No me casaría con usted ni que fuera el último hombre dela tierra, usted señor Duncan, es un « ¡maldito desgraciado! » es por eso que todos lo llaman el diablo y n se equivocan.
-No, nos casaremos por amor, ni Dios quiera, es un simple contrato, te pagare una buena suma así que ¿lo tomas o lo dejas? Si dices que no, igual estas despedida.
Martiza era quien costeaba los gastos médicos de ambas y mantenía la casa, no tenía una vida propia su mundo giraba en torno a su familia, así que un dinero extra sería de gran ayuda. ¿Qué puede salir mal?
-Martiza, quiero que sepas que no eres de mi gusto, pero haces bien tu trabajo confió en ti es por eso que te voy a proponer un trato.
-Usted dirá señor-Contesto con respeto aunque por dentro quiero sacarle los ojos.
-Necesito que te cases conmigo, debemos fingir una relación, aunque sea difícil de creer, todos conocen mis gustos, no me fijaría en un cuervo.
Todo lo que salía por la boca de Max eran insultos para Maritza, quien estaba perdiendo la paciencia, apretaba sus manos con furia, no aguantaría más.
-No me casaría con usted ni que fuera el último hombre dela tierra, usted señor Duncan, es un « ¡maldito desgraciado! » es por eso que todos lo llaman el diablo y n se equivocan.
-No, nos casaremos por amor, ni Dios quiera, es un simple contrato, te pagare una buena suma así que ¿lo tomas o lo dejas? Si dices que no, igual estas despedida.
Martiza era quien costeaba los gastos médicos de ambas y mantenía la casa, no tenía una vida propia su mundo giraba en torno a su familia, así que un dinero extra sería de gran ayuda. ¿Qué puede salir mal?
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