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Era para acercarme a él

Dos años después

POV de Mia

—¿Debería decirle al chofer que se prepare? —preguntó mamá, pero negué con la cabeza en desaprobación.

—Voy con Rick, después de todo, asistimos a la misma escuela —murmuré.

—Pero él asiste a la universidad mientras tú aún estás en la preparatoria, ¿crees que tiene clase hoy? —preguntó mamá, y justo cuando iba a responder, vi a Rick bajando las escaleras vestido con unos jeans ajustados grises y una sudadera blanca.

—Buenos días, hermano —lo saludé y me acerqué a él mientras mamá se apresuraba a la mesa del comedor. Durante los últimos dos años, ha estado evitando a Rick. No habla mucho con él debido a su actitud hacia ella. Quiero decir, hacia nosotros.

—¿Vas a la escuela? —pregunté, pero no obtuve respuesta. Ignorándome, pasó de largo y se dirigió directamente a la mesa del comedor, donde papá y mamá ya estaban sentados esperándonos.

Rick tomó el asiento en el otro extremo de la mesa, frente a papá, mientras yo me senté frente a mamá.

—Buenos días, papá —saludé.

—Buenos días, Mia —respondió papá con una sonrisa, la cual devolví. Coloqué un plato vacío frente a mí y dirigí mi mirada a Rick, quien había estado callado.

—¿Hijo? —papá llamó a Rick, pero no obtuvo respuesta. —¿Estás bien? —preguntó, pero solo recibió un gruñido enojado de Rick.

—Por favor, déjalo en paz —sugirió mamá, mientras papá suspiraba profundamente y tomaba una cucharada de su comida.

Todos comimos en silencio hasta que noté que Rick se levantaba después de unas pocas cucharadas de comida.

—¿Te vas? —pregunté, también poniéndome de pie, pero no me respondió.

—Me gustaría acompañarte... —intenté hablar, pero me interrumpió.

—¡Nunca! No soy tu chofer —dijo en un tono serio y estaba a punto de irse cuando la voz de papá lo detuvo.

—¡Ricardo! —llamó papá de manera autoritaria. Gruñendo irritado, Rick dirigió su mirada a papá.

—No la voy a llevar —argumentó, con tanto odio en su voz hacia mí.

—¡Vas a llevar a tu hermana y eso es definitivo! —ordenó papá.

—¡Ella no es mi hermana! —gritó mientras me miraba fijamente. —No tengo una hermana —dijo con un tono serio.

Sus palabras desgarraron mi corazón en pedazos, pero oculté mi emoción.

—No digas eso, Rick... —intentó hablar mamá, pero él la interrumpió.

—No estaba hablando contigo, Stephanie, por favor mantente al margen —gritó y estaba a punto de irse cuando papá golpeó la mesa del comedor con fuerza y se puso de pie.

—Cuida tus palabras —advirtió papá ferozmente, pero a Rick no le importó.

Enojado, miró a papá, luego a mamá antes de fijar su mirada en mí.

—¡Malditos sean todos! —gruñó y se fue.

—Adiós mamá, adiós papá —murmuré y corrí tras él.

Apresuradamente, lo seguí fuera de la casa y lo acompañé hasta el garaje.

—Deja de seguirme —gritó, aún caminando.

—Solo quiero que me lleves a la escuela —supliqué y obtuve un gruñido enojado de él, pero no se opuso.

Llegamos a donde estaba estacionado su coche, lo abrió y se subió, mientras yo rápidamente abrí la puerta y me senté en el asiento delantero junto a él.

Enojado, soltó un suspiro pesado y se puso el cinturón de seguridad mientras yo hacía lo mismo. Después de encender el coche, gruñó y salió del garaje.

En el momento en que salió del recinto, aceleró y fijó su mirada en la carretera. Con pánico, lo miré, pero me ignoró y aumentó la velocidad del coche, lo que hizo que mi corazón latiera con miedo.

—¿Puedes bajar la velocidad un poco? —pregunté con miedo, pero me ignoró y aumentó la velocidad del coche. Con la respiración agitada, cerré los ojos y murmuré una oración de pánico a la diosa de la luna, esperando que me escuchara.

—¡Quítate del camino! —gritó Rick mientras tocaba la bocina. Con miedo, apreté los ojos mientras intentaba controlar mi respiración agitada hasta que el coche se detuvo.

—¡Sal! —gruñó, irritado.

Lentamente, abrí los ojos y miré a Rick con ojos aterrorizados, mientras él gruñía y miraba hacia otro lado.

—Sal —anunció de nuevo y esta vez abrí la puerta del coche y salí.

En el momento en que cerré la puerta, se alejó a gran velocidad, lo que me hizo preguntarme por qué estaba actuando de esta manera.

Suspirando profundamente, me dirigí al edificio de mi escuela. Llegué a mi casillero, lo abrí y saqué algunos libros.

—Hola Mia, hoy llegaste temprano —escuché la voz de Rachel detrás de mí.

—¿Fue Rick quien te dejó? —preguntó Sarah, mientras yo solo asentía con la cabeza, cerraba mi casillero y me giraba en su dirección.

—¿Ahora hablan ustedes? —preguntó Rachael, mientras yo solo negaba con la cabeza.

—¡Qué lástima! —murmuró mientras le dedicaba una débil sonrisa, y nos dirigimos a la clase.

—Janet tiene mucha suerte —dijo Sarah.

—¿Y por qué dices eso? —preguntó Rachael.

—¿No ves que está saliendo con Ricardo, el futuro alfa? —Sarah gruñó con el ceño fruncido. —Ojalá fuera yo y no ella —se quejó Sarah mientras Rachael y yo nos burlábamos de sus palabras.

—Deja de soñar, chica, solo tienes catorce años y Ricardo tiene veinte, definitivamente no estamos en su liga —se burló Rachael mientras Sarah se encogía de hombros y decía,

—Bueno, todo es posible y además Janet no es su compañera. Solo la está usando para pasar el tiempo, todos lo saben —dijo Sarah, mientras ambas nos burlábamos de sus palabras pero no decíamos nada.

Sarah continuó parloteando sobre la relación de Ricardo y Janet, lo cual no me interesaba porque, para mí, tengo cosas mejores de las que hablar que chismear sobre la relación de mi hermano.

Entramos a nuestra primera clase, nos sentamos en nuestros asientos separados y esperamos a que comenzara la clase.

Unos minutos después, la clase terminó, y nos dirigimos a la siguiente clase hasta que nuestras clases terminaron por el día.

—¿Vas a casa? —pregunté a Sarah y Rachael, pero ambas negaron con la cabeza.

—Tenemos clase de baile, ¿te unes? —me invitaron, pero me negué.

—Solo volveré a casa, nos vemos luego —nos despedimos y nos separamos.

En el momento en que salí de su vista, abrí mi mochila y saqué una hoja de horario que no era mía, sino de Ricardo.

Cuando noté por primera vez que me estaba evitando y no quería tener nada que ver conmigo, ideé un plan para pasar tanto tiempo como pudiera con él. Descubrí el curso que estaba estudiando, fui al sitio web de su escuela y descargué su horario. De esa manera, sabría cuándo terminaba sus clases y podría ir a él, pidiéndole que me llevara a casa, ya que un muro dividía nuestras escuelas.

Revisé el horario y me di cuenta de que su última clase había terminado una hora antes, lo que significaba que estaba realmente tarde.

—¡Mierda! —solté y apresuré mis pasos.

En pocos minutos, estaba dentro del campus buscando alrededor, esperando ver a Rick, pero no había rastro de él. Curiosa, fui a su lugar de estacionamiento favorito y me alivió ver su Honda Accord rojo todavía estacionado allí.

—Aún está en la escuela —exhalé con alivio y continué buscando alrededor, pero aún no podía encontrarlo. Cuando me cansé de buscarlo, decidí esperarlo junto a su coche, pero afortunadamente, me topé con un amigo suyo en el camino.

—Mia, ¿qué haces aquí? —preguntó.

—Buenas tardes, estoy buscando a Rick —respondí.

—Oh, está en el gimnasio, ¿sabes cómo llegar? —preguntó.

—Sí, muchas gracias —le dediqué una sonrisa agradecida y me dirigí al gimnasio de la universidad.

Después de caminar unos pasos, subí las escaleras y llegué al gimnasio. En el momento en que entré al gran salón, tragué saliva nerviosamente y quise regresar, pero un chico me detuvo.

—Niña, ¿vienes a alimentar tus ojos? —bromeó mientras yo rápidamente negaba con la cabeza pero no podía hablar.

—Deja de asustarla, ¿estás buscando a alguien? —preguntó otro chico, que asumí, debía estar en sus veintes.

—Sí, sí, estoy buscando a Rick —murmuré con voz temblorosa.

—¿Rick? —preguntó el primer chico.

—Sí —respondí.

—¿Eres una de sus chicas? Oh, dios mío, eres joven y aún estás en la preparatoria... —gruñó el primer chico, pero lo interrumpí.

—Es mi hermano, Rick es mi hermano —anuncié orgullosamente a todos.

—Disculpa, no lo sabía —se disculpó y me dedicó una débil sonrisa.

—Está en la sala de pesas en la otra esquina —anunció el segundo chico, mientras señalaba la dirección.

—¡Gracias! —le dediqué una sonrisa agradecida y me alejé.

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