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Rechazame

La voz de Mia

Sus palabras detuvieron mis pasos. Con la respiración agitada, sostuve su mirada, ignorando los gemidos de mi lobo.

—Siéntate—. Expresó esas palabras como una orden, a la cual obedecí sin cuestionar. Con los ojos atónitos, lo observé caminar hacia el bar en una esquina de su habitaci...