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Jedrek se enderezó de golpe. Retrocedió tambaleándose como si alguien lo hubiera empujado. Los ojos de Phyl se abrieron de par en par, y se llevó la mano al pecho. Cuando sus dedos tocaron, apretó y cerró los ojos.

Tomándome mi tiempo, toqué la hoja con el pulgar, probando su filo. La sostuve un po...