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Puse una mano en mi cabello. Solo mamá o Hannon lo habían cortado antes.

Probablemente necesitaría a alguien que supiera lo que estaba haciendo.

—No, no ese tipo de salón, amor —dijo él—. No es para el cabello de tu cabeza. Es para la barba de dama. —Señaló mi entrepierna—. Puedes entrar ahí y afeit...