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Capítulo veintiocho

—Es incómodo—. Se refería a su vestido y la ayudé a quitárselo. Estaba vestida solo con su ropa interior. Mi mandíbula se cayó mientras la miraba, era realmente divina.

Se recostó a mi lado.

Mi brazo rodeó su cuello y mi mano subió por su muslo. Pude sentir su sonrisa contra mis labios.

La besé pr...