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Capítulo diecinueve

Abrí los ojos lentamente y me quedé sin aliento.

—¡Wow! —dije.

Era una azotea con un jardín y era hermoso, las flores eran brillantes y parecía primavera. Frente a mí había una mesa llena de comida.

—¿Dónde estoy? —pregunté.

—En el jardín de la azotea de la escuela.

—¿Y esto qué es? —pregunté, ...