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Tesoro

Las lágrimas de Alisha corrían por sus mejillas mientras Alice las besaba suavemente, saboreando su sabor.

—Sabes lo bien que sabes, incluso tus lágrimas son deliciosas, y tu sangre, aún más —murmuró.

La cabeza de Alisha latía con dolor, y gritó:

—¡Ahhhhhh! ¡Ahhhhhhh!

Alice, sorprendido por su r...