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Capítulo noventa

—Por supuesto que lo soy —dijo Jensen. Su tono masculino y justo le ganó un pellizco de Katherine. —¡Ay, diablilla! —se frotó el costado—. ¿Por qué fue eso?

—Igualdad —respondió Katherine.


Jensen llevó el montón de paquetes a través de la sala y los dejó caer en el sof...