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Capítulo setenta y cuatro

Él estaba despatarrado en un sillón. Ella estaba en un sofá, con un codo apoyado en el reposabrazos, las piernas levantadas, sus pies con medias descalzos de los zapatos que se había quitado. Era una pose que delineaba seductoramente la muy femenina curva de la cintura, la cadera y el muslo, y a Jen...