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Capítulo cincuenta y dos

—Oh no —dijo Katherine, y la sonrisa de Jensen se ensanchó—. No, Jensen. Soy una pésima bailarina.

—No lo eres —dijo él—. Te he visto bailar muchas veces —se levantó y extendió su mano, que ella tomó, y luego la llevó a la pista de baile.

—Bailas maravillosamente —dijo Jensen mientras la acercaba ...