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Capítulo cuarenta y siete

Él estaba tan cerca que todo lo que ella podía oler era su aroma. Sus palabras eran burlonas, pero sus ojos—bueno, no tanto. Había un calor en ellos para el que ella no estaba preparada. Tragó saliva con fuerza. Realmente no había ningún lugar a donde ir si retrocedía. Y maldita sea, no quería retro...