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Capítulo cuarenta y tres

Su mundo se redujo a una deliciosa locura. Jensen y sus brazos y su boca sobre la de ella. Tan caliente y exigente. El toque y deslizamiento de su lengua contra la de ella hicieron que sus piernas se apretaran para detener el pulso que latía entre ellas.

Un calor líquido se extendía desde el núcleo...