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Capítulo ciento diecisiete

Detrás del escritorio, una mujer joven y alegre sonrió con una cálida bienvenida mientras él se acercaba.

—Buenos días, señor Packard —dijo ella—. Y bienvenido. Supongo que está aquí para ver a la señora Packard.

Él le devolvió la sonrisa. —¿Está ella?

—Sí. Pero no está aquí en este momento. Si e...