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Capítulo 35 - El deseo no contado

Andrea

Ahora, para que quede constancia, el lugar donde Lorde me mordió fue exactamente donde Eriol me dejó una chupetón ayer. Por eso me di cuenta de que la envidia ya bullía dentro de él.

—¡Lorde! —grité, empujando su pecho al mismo tiempo. Fue en parte un instinto de mujer hacerlo, y en par...