BAJO LAS ARTIMAÑAS DEL PRÍNCIPE DE LA LUJURIA

Quedándome en la mansión de mi tía para unas vacaciones, nunca pensé que su mayordomo, guapo y atento, sería tan específicamente atento conmigo.
Estoy muerta.
Fuimos a un gran centro comercial. Tenía tres pisos, completo con restaurantes y cadenas de comida rápida. Me guió al segundo piso donde se encontraban todos los productos que le había especificado. Una vez más, tiendas tras tiendas se alineaban para que yo eligiera, pero decidí entrar en una donde los adornos de la ventana captaron mi atención. La tienda se llamaba Ann Summers.
Cosas extrañas. Seguramente no había visto objetos como estos en toda mi vida. Las formas eran extrañas también; circulares, alargadas, en forma de corazón en colores neón llamativos. Incluso había objetos que parecían varillas y esposas de diferentes tamaños y anillos de gelatina coloridos con tachuelas. ¿Mi cerebro registró inmediatamente juguetes para niños?
Sin embargo, en el momento en que entré en la tienda, mi cerebro inmediatamente borró la palabra NIÑOS y la reemplazó con ¡ADULTOS! Mis ojos se abrieron de par en par mientras absorbía cada detalle que me daba la bienvenida.
Eriol, que me seguía de cerca antes, ahora estaba justo a mi lado. Me dio un ligero toque en el hombro, al cual me aparté de inmediato. Nuestros ojos se encontraron y juro que me miró con destellos de picardía.
'Curioso, parece que has perdido el camino directamente hacia este lugar, Milady,' dijo y me dio una sonrisa pícara.