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Capítulo 165 Un estado de caos

En la sala de café, la luz era tenue. Se sentaron cara a cara, apenas distinguiendo los contornos del otro, y mucho menos sus expresiones.

Adam entró, estrechó manos e intercambió algunas cortesías antes de tomar el asiento principal.

—Adam, ¿cómo manejas a tu hijo? Ha crecido, pero sigue persigui...