La compañera de reemplazo de Alfa
Oguike Queeneth
«Romano...» Me quejé cuando puso sus dedos debajo de mis bragas.
«Oh, Dios mío, mis dedos podían sentir tu humedad, mi amor». Su voz era ronca cuando empezó a frotar mi clítoris con el pulgar y los otros dedos dentro de mi jugoso núcleo que goteaba.
«Dios mío, ¿por qué eres tan dulce?» Preguntó con su voz ronca mientras posaba sus ojos en mi desnudez.
Comenzó a besarme y trazó una línea desde mi cuello hasta mi ombligo. Abrió mis piernas y trazó una línea con su lengua desde mi ombligo hasta m...
«Oh, Dios mío, mis dedos podían sentir tu humedad, mi amor». Su voz era ronca cuando empezó a frotar mi clítoris con el pulgar y los otros dedos dentro de mi jugoso núcleo que goteaba.
«Dios mío, ¿por qué eres tan dulce?» Preguntó con su voz ronca mientras posaba sus ojos en mi desnudez.
Comenzó a besarme y trazó una línea desde mi cuello hasta mi ombligo. Abrió mis piernas y trazó una línea con su lengua desde mi ombligo hasta m...