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CAPÍTULO OCHENTA Y NUEVE

Estaba acostumbrada a una versión juguetona de Reed. Solo lo había visto ser agresivo dos veces, la primera vez que lo vi y el día que me drenó por completo, pero en este momento, había más que agresión en sus ojos, y yo lo ansiaba, lo perseguía como una niña necesitada.

Su gruñido salvaje fue la ...