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CAPÍTULO OCHO

—¡Oye!— Me desperté sobresaltado por el fuerte ruido de las puertas de hierro de la celda al abrirse. —¡Levántate!— Gritó de nuevo el guardia, una persona diferente esta vez.

Este era un vampiro negro, y tal vez era la oscuridad en este lugar, pero su piel brillaba, dándome la impresión de que pasa...