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CAPÍTULO SESENTA

Ignorando la profecía de desastre de Lyra, entré en el invernadero que estaba iluminado por luces de hadas, dándole un brillo luminoso.

—Vaya— exclamé ante la belleza del jardín interior. —Es impresionante.

—Sí, mamá siempre intentaba traer un poco de su vida anterior aquí. Bueno, al menos tanto c...