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CAPÍTULO CIENTO SESENTA

No recuerdo exactamente en qué momento nos quedamos dormidos, pero sí recuerdo despertar con el pene hinchado de Lucien frente a mí.

Y pasamos la tarde volviéndonos locos de nuevo, creando un bolsillo de paraíso en nuestras vidas caóticas.

Pero la realidad llamó a la puerta cuando alguien llamó a ...