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CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y CUATRO

La habitación estuvo en silencio por un rato.

La noche había caído y las estrellas estaban en su apogeo, dándole a la habitación un aspecto sombrío.

Un contraste de cierta manera, porque mientras el mundo exterior se regocijaba, la naturaleza teniendo una fiesta salvaje, nosotros estábamos en un est...