Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y SEIS

Había una distinción obvia entre las personas que simplemente venían a ver el espectáculo, los hombres que perseguían y las mujeres asustadas que no tenían elección.

Parecía que simplemente arrojaban a estas mujeres a lobos al azar que quizás ni siquiera las tratarían bien, solo para satisfacer la ...