Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y UNO

Estar sin trabajo no me afectó tanto como pensé que lo haría. Llené mi jueves con cosas que había estado posponiendo todo el tiempo, y de hecho, horneé, algo que me había dado tanto miedo intentar.

Cuando llegué a la tienda de Nana, ella estaba hablando con una clienta, su energía chispeando en el ...