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CAPÍTULO CIENTO TREINTA

Me costó bastante relajarme y volver a la normalidad.

Recibí mi primer cheque y dejé de usar la tarjeta de Reed, insistiendo en no hablar con él ni nada.

Quería hacerlo, tanto que lo que fuera que me había enojado era un recuerdo distante en mi cabeza, considerando los eventos recientes, pero no s...