Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO QUINCE

La intensidad de ese orgasmo me dejó atrapada por un rato, probablemente porque me había vuelto completamente salvaje, literalmente ahorcando a mi pareja.

¿Lo peor?

¡A él le gustó!

—¿Quién iba a decir que tenías eso dentro de ti?— Laura se rió de mí, absorbiendo la energía de la habitación.

Era ...