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CAPÍTULO CIENTO DOCE

Cuando volví con los demás, me dirigí a las escaleras para subir y cambiarme del vestido negro que había usado para el entierro, cuando un guardia me detuvo.

—¿Y adónde crees que vas? —gruñó el vampiro musculoso y lleno de tatuajes, bloqueándome el paso.

—Me has visto venir de estas mismas escaler...