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22. La habitación se queda en silencio

Emara Stone

—No me gustó la presencia de tantos robots por todas partes, especialmente en la cafetería— afirmo con valentía.

—¿Por qué?— me pregunta Dakota, su tono no es defensivo, sino genuinamente curioso.

—Bueno... Se sentía poco amigable— digo, notando cómo sus dedos se detienen sobre el...