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97. Ella es real

—¿Mío? —Una lágrima cayó de los ojos de Arianna, y antes de que rodara, Duncan la limpió con su pulgar. Su toque, tan suave.

—Tuyo, Ari. Soy tuyo —repitió con su profunda voz de barítono.

—No estás diciendo esto por mi condición, ¿verdad? —Sus ojos plateados se movieron rápidamente por su rostro, ...