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51. Mensaje de la diosa

¡THUD!

¡THUD!

¡THUD!

Lylah gimió, golpeando la silla contra el pomo de la puerta por enésima vez, el sudor brillando en su piel, su respiración entrecortada.

Había intentado varias formas—golpearla con la silla, patearla, y golpearla con los puños—pero la puerta, hecha de madera maciza, no se mo...