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162: Sus demonios

Lylah parpadeó, aturdida por sus palabras. Sus ojos se encontraron con los de él.

—Viniste por la mujer en mi habitación, ¿verdad?

—No. Dije que solo estaba pasando.

—Puedo escuchar tu corazón, Lylah —replicó, tranquilo pero directo.

Ella maldijo en silencio—. Haz lo que quieras.

—Lo haré. Buen...