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Ser un esclavo

Mi posesión. Mía.

Esas palabras resonaban una y otra vez en la cabeza de Arianna mientras se sentaba en su pequeña nueva habitación. Ya no estaba atrapada dentro de frías paredes de piedra; ahora estaba confinada en el ala de la Luna Sagrada, su cuarto no muy lejos del del Rey.

Todavía podía senti...