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123: Para siempre mía

Arianna literalmente dejó de respirar, con los labios entreabiertos mientras intentaba procesar lo que el rey acababa de decir. ¿Lo había escuchado bien, o era solo su mente jugándole una mala pasada?

Pero esos ojos dorados que buscaban su rostro sostenían sinceridad. Su lobo estaba en la superfici...