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Capítulo 14: El vigilante en las filas

Por la mañana, el huerto se sentía extraño de una manera que Isla no podía nombrar. Había pasado la mayor parte de la noche despierta en el sofá, con la última carta de Ruth en la mesa de café, la tormenta golpeando las ramas contra las ventanas como dedos huesudos. Jonas se había quedado también —d...