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Mi madre.

La magia se enrosca alrededor de mis dedos, negra y dorada, palpitando como un segundo latido. El aire frente a mí zumbaba mientras extiendo la mano, el tejido de la realidad temblando bajo mi toque. Detrás de mí, los demás esperan en un silencio tenso. Layah se sienta a mis pies, su cola moviéndose...