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Las riendas del inframundo.

La voz ríe en mi cabeza. Tu sabueso infernal. Aquí, déjame mostrarte.

Mis piernas se mueven por su cuenta, y me doy cuenta de que no tengo el control de mi cuerpo. Es como si estuviera en el asiento del pasajero, solo observando. Nos movemos hacia una pequeña piscina de agua. Al movernos sobre las...