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Todo el maldito mundo.

—Esperaba que mi compañero tuviera un lado salvaje. Ahora, si tan solo pudiera sacarnos de esta. Una de sus manos se convierte en garras y empieza a cortar con cuidado las cuerdas hasta que caen completamente flojas, pero no me muevo de encima de él. No mientras mis manos descansan sobre su pecho y ...