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Seda

—Tú estás al mando, Tem. Yo te obedeceré. ¿Qué quieres que haga?

Ella solo tenía una respuesta:

—Bésame.

Caspen la besó y, en el momento en que lo hizo, Tem se relajó. No había ningún ritual, ni público, ni rey. Solo estaba Caspen, en quien confiaba sin reservas con su cuerpo y su corazón. Se besaro...