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Regalo

«Tómame, Caspen. Ahora».

Él también sonrió, y Tem vio cómo asomaban sus colmillos.

Cayeron de nuevo sobre el colchón cuando Caspen se colocó entre sus piernas. Sus labios volvieron a rozar los de Tem, y su cabeza comenzó a penetrarla.

«¿Y cómo debo hacértelo?».

«Poco a poco».

Caspen se deslizó dentr...