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Capítulo 38: Me debes

La encontré acurrucada bajo un antiguo roble, su pelaje plateado brillando a la luz de la luna. Incluso desde veinte pies de distancia, podía oler las feromonas que emanaban de su cuerpo en oleadas.

Ella estaba sufriendo.

Me acerqué lentamente, haciendo suaves sonidos de quejido para anunciar mi p...